lunes, 1 de febrero de 2010

Portazo

- Te quiero.

- No... No me quieres...

- Claro que sí, boba. ¿Cómo no te iba a querer?

- Te lo estoy diciendo en serio.
No me lo digas, sé que no es verdad.

- Estoy seguro de que te quiero de verdad...

- Anda, no digas tonterías.

- Si tú no sientes lo mismo no tienes por qué decírmelo...
Pero no puedes decidir lo que siento yo por ti.

- Te gustaría quererme y que todo fuera tan bonito, pero no es así.

- Mira, ahora mismo no puedo pensar en querer a nadie más que a ti.

- Ahora mismo no es querer... Querer es siempre.
Y tú no me quieres para siempre; así que no me digas eso.
Puedes decirme que te lo has pasado bien esta noche conmigo.
Pero un te quiero... Hace falta más que un polvo para poder decirlo...

- ¡Pero es lo que yo siento!

- Te has sentido a gusto ahora mismo tumbado conmigo en la cama,
diciendo tonterías tapados con una manta
y con el sol entrando por la ventana...
Te estás confundiendo, eso no es amor, es comodidad.

- Pues sí, tienes razón, estaba tan a gusto...
Y es contigo con la que quiero estar así siempre.

- Pero es que no siempre va a ser así. Apenas me conoces.
No puedes aparecer un día y decidir pasar “elrestodetuvida” conmigo...
Porque es a lo que estás comprometiéndote diciéndome eso.

- No sé... Es sólo que estábamos tan felices
y me ha apetecido decírtelo.

- Pues podrías haber comentado lo bonita que es mi lámpara.
Yo me habría puesto contenta y seguiríamos tan felices, como tú dices...

- ¡Qué boba! ¿Cómo iba a decirte eso?

- ... Pero no, has decidido decirme que me quieres
y estropearlo todo...

- En serio, ¿Es que no me quieres o que no te gusta decirlo?

- No te quiero.

- ¿Entonces ya está? ¿Estás pasando de mí?

- No esperes que te mienta.

- Vale, me voy. ¿Dónde está mi ropa?

- Detrás de la silla.

- Ya te vale, joder. Con lo bien que estábamos.
¿Y todo por decir un “te quiero”?

- Si te sirve de consuelo, no ha sido por el “te quiero”.
Tampoco quería nada contigo anoche...

- ...

- No te hagas el ofendido ahora, ya lo sabías.
Fue lo primero que te dije.

- Sí, pero me tratabas genial y estábamos tan bien juntos
que pensé que esta vez habría sido diferente.

- Siento haberte desilusionado.

- ¿Y tratas así a todos?

- Que no quiera casarme con ellos no implica que tenga que ser una borde. Y tampoco que vaya regalando “te quieros” por ahí...

- No me jodas. Sólo quería decirte algo bonito ¿vale?
¿O es que tampoco te gusta que te digan cosas bonitas?

- Sí, pero cuando son verdad.
Para escuchar mentiras enciendo la televisión.

- ...